“Mad Men goes back to the office” así lo anunciaba la revista Newsweek mientras nos daba la bienvenida a 1965. Y es que después de una larga espera – casi año y medio - una de las series de culto más galardonadas está de vuelta. Con el permiso de Marcco y sabiendo que esta sección debería tener como título “Yo soy fan”, no he podido resistirme a escribir un post sobre Mad Men que hoy vuelve a las pantallas en Estados Unidos y que, espero, pronto podamos ver aquí.
Mad Men se estrenó el verano del 2007 en la AMC sin hacer demasiado ruido, es evidente que muchas cosas han pasado desde entonces y la serie se ha convertido en un producto, pero un producto que marca un estilo, el etilo New Look (1947) y el de los ad-men de los años cincuenta que representaban The American way of life.
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Dejando a un lado las polémicas surgidas, os doy algunas razones para seguir esta serie y no hablo sólo del excelente elenco de actores que encarnan personajes que sencillamente no quieren caer bien al espectador. Mad Men es una serie envuelta en humo y sumergida en alcohol, mentidas y apariencias que se nutre de los detalles. Con diálogos certeros, afilados y conversaciones brillantes que nos retratan una época que consideramos histórica pero que es lo suficientemente cercana como para que nos sintamos identificados en ella. Y si necesitáis una razón más que no sea la estética o la trama de la serie, esa razón son los silencios, porque muchas veces el silencio es la mejor forma de contar algo.
Genial, me entran ganas de empezar la serie de nuevo o hacer un draping.
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